Los reservorios de la bacteria son sobre todo las ratas, pero también pueden ser otros animales domésticos p silvestres. En los animales portadores se produce una infección asintomática de los túbulos renales y la bacteria se excreta con la orina contaminando agua y tierra.
La bacteria puede entrar a un individuo por contacto de la piel, especialmente si tiene heridas, o de las mucosas, ojos y nariz con agua, tierra húmeda o vegetación contaminada con la orina de animales infectados, como ocurre al nadar por ejemplo. También puede transmitirse por contacto directo con la orina de los animales infectados o por ingestión de alimentos contaminados con la orina.
La transmisión directa entre humano es casi inexistente, solo se da entre madre-feto a través de la placenta o en transfusiones de sangre.
Las personas con mayor riesgo de contagio son aquellas que trabajan en los arrozales, los mataderos, los veterinarios y los cuidadores de animales.
Síntomas:
El periodo de incubación es de media de 10 días, oscilando entre los 4 y los 18.
Al principio el afectado tiene fiebre alta, escalofríos, dolores de cabeza intensos y dolores musculares.
Luego aparecen malestares estomacales, mareo, vómitos, náuseas e inflamación de la conjuntiva del ojo (conjuntivitis).
En los casos más graves se denomina enfermedad de Weil, y se presentan complicaciones hepáticas, renales, meníngeas y pulmonares.
En su forma más severa puede causar ictericia (color amarillento de piel y mucosas), fallo renal, hemorragia pulmonar y hasta la muerte. La muerte es debido a las hemorragias masivas en los pulmones.
Diagnóstico:
Su diagnóstico se hace por medio de exámenes de sangre para anticuerpos contra la bacteria.
Otros exámenes que se pueden hacer son:
- Conteo de glóbulos blancos (menos de 10000 indicará que se padece la enfermedad)
- Análisis de orina
- Cantidad de creatincinasa
- Número de enzimas hepáticas
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